Robo de Bonsáis y Jardín de Bonsái Hoshun-in

Una práctica que lamentablemente cada vez es más común en Japón y que afectó a este bello jardín

5/6/20256 min read

Hace unas semanas me topé con una noticia lamentable: 10 bonsáis habían sido robados de un bello jardín en Kioto que tuve la suerte de conocer, el jardín Hoshun-in. Para alguien que conoce la cultura japonesa, pensar que estas cosas pasen es algo muy raro, pero últimamente es un problema que ha ido en aumento. ¿Pero qué hace el ladrón con un árbol de estas características? Difícil vender algo tan importante y documentado. La principal teoría es que existe una especie de mercado negro del bonsái, algo parecido a lo que pasa con las pinturas que se venden a colecciones privadas en otros países. Pero, como les digo, es solo lo que se rumorea.

Aparte del propietario que sufrió el robo, el otro gran perjudicado es el público. Ya el hecho de no poder ver estas obras de arte en vivo es un pecado. Pero además se ha comenzado a generar una desconfianza generalizada por parte de los viveros con los visitantes. Quizás la medida más común ha sido no permitir fotografiar los árboles, y todos saben que para uno que hace bonsái es primordial poder guardar ese recuerdo o eso que te llamó la atención de ese árbol. En fin, durante mi viaje en 2024, el 90% de los viveros de bonsái no permitían fotos, y solo los museos o jardines públicos, como el Hoshun-in, sí.

A modo de anécdota, mi maestro en Koju-en me permitía tomar fotos a todo para uso personal y sólo me dejaba publicar imágenes de árboles en solitario, ya que me decía que si publicaba fotos del vivero, estos “amigos de lo ajeno” determinaban la ubicación de ciertos árboles dentro del vivero, lo cual les hacía el trabajo del robo más fácil. Triste.

Volvamos a este robo de hace casi un mes. Les dejo las fotos de dos ejemplares robados, que eran especialmente importantes en el jardín, estos habían sido exhibidos en la Convención Mundial de Bonsái y en una Kokufu-ten en años pasados:

Gracias por pasar por aquí. Si te interesa este arte, si estás pensando en empezar, si tienes dudas o simplemente quieres inspiración verde… este espacio es para ti.

Te invito a seguir leyendo, comentar y compartir tu propio camino.
¡Bienvenido a Bonsai Chiloé!

Si ya me conoces, sabrás que además del bonsái, mi profesión es arquitecto y paisajista, por lo que estos entornos cargados de esta arquitectura tradicional japonesa y de jardines tremendamente impactantes me vuelven loco. Este paseo es un recorrido intenso, de belleza y armonía. Si tienes planeado ir, o al leer esto lo anotaste en tu listado de lugares por visitar, te recomiendo que vayas con tiempo. Yo fui con poco y aún me arrepiento. La entrada al complejo del templo es gratis, pero algunos jardines, y el de bonsái, son pagados.

Hoshun-in

Si vas a Kioto, te recomiendo que vayas a ver este maravilloso jardín. Tengo entendido que es una colección que va cambiando, ya que recuerdo haber visto árboles en fotos que cuando fui ya no estaban. Pero no hay otro lugar así en Kioto: es el único espacio público para ver bonsáis de estas características.

El jardín se encuentra dentro de los recintos del templo budista Daitoku-ji, por lo que ya el lugar que lo rodea es mágico. Este es un complejo de 22 templos, sólo algunos abiertos al público, y además del jardín de bonsái, existen otros espacios recomendables de visitar, como por ejemplo algunos jardines zen increíbles.


Foto 1: Uno de los accesos a Daitoku-ji.

Estos elementos constructivos en madera de la arquitectura japonesa, siempre me han dejado impresionado por su nivel de detalle.

Ambas fotografías las tomé en Marzo 2024.

El complejo del templo es gigante, y el jardín de bonsái está casi al fondo del lugar. Una vez ahí, comienza mi paseo principal del día. Se accede por un camino angosto, con algunos bellos bonsáis al costado que parecieran darte la bienvenida, hasta que llegas al acceso donde tienes que pagar tu entrada (si mal no recuerdo, 1500 yenes). De ahí comienza un recorrido que te lleva por un paseo entre verdaderas obras maestras, cada una con su propia particularidad y belleza.

Al pagar tu entrada, te entregan un papel con el listado de árboles, en donde puedes ver la especie y la estimación de los años de cada árbol. Habían árboles de cientos de años, una total locura. Y ahora, mientras escribo esto, más rabia me da el robo de los árboles que les mostré al principio.

Bueno, de vuelta al recorrido. Ese día tuve mucha suerte: cuando llegué no había nadie en el jardín, así que tuve el lugar para mí por casi 40 minutos. Me di el tiempo para mirar en detalle cada uno de los árboles y poder tomarles una foto para que no se borren jamás de mi memoria. Pero como estaba solo, además lo pude hacer en una paz total. Fue un regalo del universo.


Quizás lo que más me gustó, que no es una cosa en particular de este jardín, sino del bonsái japonés en general, es que los árboles tienen esa belleza intrínseca. No hay una fórmula para hacer bonsái. Las reglas que conocemos muchas veces no se aplican. Son árboles que verdaderamente tienen una belleza que sólo les pertenece a ellos y es difícil de explicar… hasta que estás frente a uno de ellos.

Y ya volviendo al recorrido: una vez caminas por este sendero exterior, este remata en un espacio techado donde algunas tokonomas adornan el final del trayecto. Bellas composiciones para ponerle la guinda al paseo.


Si quieres ver más fotos de los bonsáis del templo, te dejo el link a una galería que tengo de Hoshun-in.

Daitoku-ji está lleno de estos espacios mágicos.

Señalética que anunciaba el jardín

Acceso al jardín.

Algunas imágenes de los bonsáis de la colección.

Panorámica del recorrido.

Foto 2 y 3: Uno de los jardines zen del complejo.

Uno de los árboles del acceso.

Uno de los templos del complejo Daitoku-ji.

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